Por fin llegó el día de safari completo en Porto Jofre, y no defraudó. Además de avistar varios jaguares pudimos ver también capibaras y nutrias gigantes, bajo un sol de auténtica justicia, pero con toldo en la barca (de cualquier otra forma es imposible aguantar las horas de sol).

Noche agitada en Porto Jofre Pousada e Camping

Menuda noche la que pasamos. En el apartamento contiguo al nuestro había un grupo de pescadores y en el otro un grupo grande de amigos. Ambos se lo pasaron en grande. Música a todo volumen hasta las tres de la madrugada, gritos, cánticos... Para nosotros en cambio, fue como intentar dormir junto a la verbena del pueblo. Por no hablar del auténtico estercolero que nos encontramos nada más salir de la habitación. No exagero si digo que había más de 30 latas de cerveza por el suelo, botellas de alcohol, restos de comida.... Una auténtica vergüenza.

Desconocemos si es la tónica habitual de los lugareños que van a pasar el fin de semana o si fue algo puntual. A todo esto le sumamos que por la noche el aire acondicionado dejó de funcionar (nos habían avisado que a veces fallaba la instalación eléctrica), convirtiendo la habitación en un horno. Una experiencia nada grata.

Latas de cerveza vacías por todos los lados la mañana siguiente
Latas de cerveza vacías por todos los lados la mañana siguiente

¡Desayuno y en busca de los jaguares!

Nos pegamos una ducha y a desayunar, había que cambiar el chip y disfrutar del maravilloso entorno en el que nos encontrábamos. ¡Un buen desayuno y a la barca! Esta vez salimos los 5 integrantes del grupo en busca del jaguar. Para este está jornada habíamos elegido la excursión de todo el día. Partiríamos a las 6:30-7:00 y volveríamos al atardecer.  ¡Venga! ¡A buscar jaguares! Que es a lo que hemos venido 😃.

No tardamos en llegar a la pared de la tarde anterior donde habíamos visto las anacondas. Queríamos que Iñaki pudiera verlas, ya que la tarde anterior no salió de excursión. ¡No tardamos en avistar a la amarilla! Unas cuantas fotos, unos chistes entre nosotros,  y pusimos rumbo a toda velocidad hacia el mismo sitio donde la tarde anterior vimos al gran macho.

Esta vez pillamos a la anaconda durmiendo
Esta vez pillamos a la anaconda durmiendo

Primer avistamiento del día: jaguar con cría

Es "curioso" que los jaguares que hemos visto en Porto Jofre, un total de 5 ejemplares, los hayamos visto prácticamente en la misma zona. A pesar de que hay carteles donde prohíben alimentar al animal, nos queda la duda de si lo hacen o no...

Sabiendo que es un animal solitario y territorial resulta cuanto menos sospechoso haber visto a 4 de ellos en la misma zona, por no hablar de la cantidad de horas que pasamos buscándolos por otras zonas para no acabar viendo "na de na".

Volviendo a la excursión, en cuanto llegamos a dicha zona nos encontramos con un montón de barcas por todas partes. Se escuchaban sonidos walkie talkies, llamadas por aquí y por allá.... Hasta que de repente..... Maniobras, miradas, movimientos, acelerón y "pa'llá vamos". El alboroto era bien merecido, una señora jaguar y su cría paseaban cerca de una orilla.

Jaguar con cría, que se adentraban en el bosque justo cuando llegamos
Jaguar con cría, que se adentraban en el bosque justo cuando llegamos

No pudimos hacer ninguna foto decente porque el avistamiento fue muy fugaz y teníamos una barca delante, pero al menos los vimos ❤️.

Segundo avistamiento del día: jaguar descansando en la copa de un árbol

Después de ese gran momento, nuestro guía nos llevó a zonas sin turistas. Se notaba que no compartía el afán por esas aglomeraciones de barcas entorno al felino. Tuiuyús, capibaras e innumerables caimanes fueron nuestros compañeros de esa calurosa mañana. Al estar tan alejados de la zona típica donde se ven los jaguares, a penas nos cruzamos con barcas, hasta que una de ellas le dio información a nuestro guía. De nuevo, acelerón al canto y "pa'llá vamos".

Una preciosa jaguar descansaba en la rama de un alto árbol. Así que allí nos quedamos, junto a unas pocas barcas, a esperar con paciencia si la peluda nos deleitaba con alguna pose o decidía bajar a estirar las patas. No hubo suerte.

Entre las ramas veíamos a nuestra jaguar descansando
Entre las ramas veíamos a nuestra jaguar descansando

¿Pero quién puede decir que ha comido junto a un jaguar?

Sacamos los tupper que nos habían preparado en el alojamiento (bastante malos, todo hay que decirlo) y nos pusimos a comer.

Al lado de nuestra embarcación había una malaya que viajaba sola (¿cuánto dinero habría tenido que desembolsar por ir sola?...) y conversamos durante un largo rato con ella. Hablamos sobre nuestros itinerarios , animales avistados etc. Nos comentó que había conseguido ver tapires en excursión nocturna cerca de nuestro último alojamiento del viaje. Nosotros también esperábamos verlo por allí, cruzaríamos los dedos.

Creo que comí un huevo cocido y poco más porque la comida parecía de plástico. De repente, me dice Aitor, "mira, echa un poco al agua". Tire unos trocitos de espaguetis y cuál película de Piraña, un banco de las mismas se abalanzó sobre los espaguetis flotantes. No creo que duraran ni 2 segundos en el agua, como para darse un chapuzón en esas aguas 😉.

Un grupo de nutrias para cerrar la excursión

Después de más de un hora allí parados y viendo que la jaguar no estaba por la labor de moverse (no es de extrañar, porque menudo calor hacía) continuamos con la excursión.

Por la tarde no hubo más suerte con los avistamientos de jaguares, pero disfrutamos de los bellos paisajes del Pantanal y también de unas señoritas que hasta el momento no habíamos tenido el placer de ver: ¡Nutrias gigantes!

Las vimos nadar, jugar y también comer.

Otro de los momentazos del día, un grupo de nutrias gigantes jugando junto a nuestra barca
Otro de los momentazos del día, un grupo de nutrias gigantes jugando junto a nuestra barca
Una de las nutrias gigantes comiendo
Una de las nutrias gigantes comiendo

Entre el movimiento de la barca y lo espitosas que son fue difícil sacar fotos. Me encantan las caras de esquizofrénicas que ponían a ratos.

Retirada y fin del día

Volvimos al alojamiento acompañados por otra maravillosa puesta de sol. Me pegué una buena ducha y me fui a dar un breve paseo por la zona. Tucán por allí, guacamayo por allá y perros que aparecen ladrando de las casas vecinas.

El encuentro con los canes fue bastante disuasorio así que volví al restaurante, pedí un refresco y esperé hasta que mis compañeros fueron apareciendo.

A pesar del calor que hacía, cenamos como si no hubiera un mañana, tónica del viaje. Y cómo no, Aitor y yo disfrutamos como niños zampándo grandes pociones de flan de huevo (puding para los brasileños).

Había sido un jornada espectacular, se notaba el cansancio de tantas horas de barca y calor, así que Álvaro y yo nos fuimos a la habitación. Al llegar el aire acondicionado funcionaba, ojalá aguantara el resto de la noche...