Nos despertamos en Spitzkoppe para ver el amanecer, nos preparamos un desayuno rápido que consistió básicamente en calentar un cazo de leche al que añadimos Milo (el Nesquick internacional), recogimos la tienda de campaña y nos pusimos rumbo a Cape Cross.

No está muy lejos, aproximadamente a unos 170km, pero al no poder rebasar los 80km/h y en muchas pistas haber incluso velocidades límite inferiores unas 3 horas no te las quita nadie.

A pesar de no estar muy alejado el cambio de paisaje que se va dando paulatinamente es impresionante. Según te acercas a la costa atlántica la tierra rojiza va tornando en arena blanca con zonas saladas y una nieble densa aparece de la nada. Cogimos la C34 que va paralela a la costa y llegamos a Cape Cross.

Nos registramos en la caseta de la NWR que está junto al parking, pagamos la entrada de 110$ por persona y aquello empezaba a apestar a un olor muy fuerte... Estaba lleno de leones marinos, la mayoría descansando en la playa, y otros paseándose, dándose un chapuzón, pescando... Un choque paisajístico brutal con Spitzkoppe, y ese es uno de los mayores atractivos de Namibia... ¡hay de todo!

Impresionante la cantidad de Leones Marinos que hay en Cape Cross
Impresionante la cantidad de Leones Marinos que hay en Cape Cross

Echamos un paseo por las pasarelas de madera haciendo fotos a cada león marino que posaba para nosotros. Nunca habíamos visto una reserva tan grande.

Este león marino quería su primer plano
Este león marino quería su primer plano
Este león marino parecía que estaba posando
Este león marino parecía que estaba posando

Después del paseo entre leones marinos volvimos a ponernos en carretera, rumbo a Outjo que está a unos 410km, donde dormiríamos para al día siguiente ir al Parque Nacional Etosha. El viaje se hizo un pelín largo, pero como el paisaje fue también cambiando no fue aburrido para nada. Las playas y tierras saladas dejaron paso unos parajes de tierra rojiza, montañas con muchísima vegetación y comenzamos a ver señales de peligro con formas de animales. La primera... ¡De elefantes!

Al llegar a Outjo echamos un vistazo en un par de campings (la verdad que la zona está llena de campings), seleccionamos uno tras preguntar precio y disponibilidad, nos dimos una ducha, preparamos la cena y a dormir. El día siguiente iba a ser muy especial. ¡Ibamos a hacer nuestro primer safari africano!