Como cada mañana, desmontamos la tienda, desayunamos y pusimos rumbohacia el norte, a Lüderitz, de la cual nos separaban unos 450km. El paisaje rocoso poco a poco iba cambiando a arenoso, al estar cada vez más cerca del desierto de Namib.
Lüderitz
Lüderitz sorprende una vez más por lo distinto que es a todo lo demás. Una ciudad costera con edificios coloniales muy coloridos, muy tranquila (y ventosa), apta para descansar.
Cuenta también con camping de la NWR, pero lo visitamos y hacía muchísimo viento, por lo que decidimos buscar una guesthouse por el centro, y dormir en cama por primera vez desde que alquilamos nuestro Toyota Hilux.
La habitación nos costó 300$ y teníamos incluso derecho a usar la cocina y el salón. Como no había más huéspedes teníamos casi la casa para nosotros.
Halifax Island
Además de porque estaba de camino hacia el desierto del Namib, escogimos Lüderitz porque está muy próxima a Halifax Island, un islote muy pequeño donde hay una colonia de pingüinos del Cabo. Contratamos la excursión y a la mañana siguiente nos quedamos helados en el corto trayecto en barco entre Lüderitz y Halifax Island. El avistamiento de los pingüinos hizo que pasar frío mereciera la pena.