Nuestra idea era ir hasta el lago Naivasha pero se encuentra a más de 200km del Crocodile Camp, por lo que nos tomamos las cosas con calma y planeamos hacer noche a mitad de camino en Narok, donde ya habíamos parado al venir desde el Lago Nakuru.

Despedida de Masai Mara

Recogimos nuestra tienda de campaña, nos despedimos de la gente del Crocodile Camp y, en especial, de nuestro nuevo amigo Mike (que nos dió recomendaciones para nuestra siguiente etapa en el Lago Naivasha), comimos algo en el pueblo Talek junto al Crocodile, y volvimos a cruzar la puerta Talek, esta vez solicitando un justificante de tránsito ya que la entrada de dos días (48h) que teníamos estaba a punto de expirar.

Este trayecto entre la puerta Talek y Sekenani (volvíamos por la misma carretera por la que vinimos desde Nakuru) fue una bonita despedida ya que volvimos a ver al grupo de 5 guepardos, jirafas, antílopes, elefantes e incluso leones, a pesar de que no nos paramos a hacer fotografías por miedo a retrasarnos en la salida y que nuestro justificante de tránsito no fuera válido.

Noche en Narok

Escogimos Narok porque está más o menos a mitad de camino entre Masai Mara y el Lago Naivasha, a unos 100km del Crocodile Camp. Durante el trayecto volvió a llover con mucha fuerza y tuvimos que ir con tranquilidad, por lo que no fue mala idea.

Echamos un visazo en Booking y decidimos alojarnos en Mandeleko Parkview Lodge, que era muy barato (la habitación con desayuno salía por 1.600 chelines) y tenía parking privado para nuestro 4x4 pero resultó ser un pelín "tétrico".

Nos pegamos una ducha y bajamos al restaurante a cenar algo. Como en la mayoría de sitios en áfrica, esto es una experiencia que hay que vivir con paciencia, ya que tardaron en servirnos hora y media.

Así lucía la fachada del Mandeleko Parkview Lodge
Así lucía la fachada del Mandeleko Parkview Lodge
En este mostrador el cocinero pesaba la carne antes de prepararla
En este mostrador el cocinero pesaba la carne antes de prepararla

Fisherman's Camp en el Lago Naivasha

A la mañana siguiente volvimos a ponernos en carretera, rumbo al Lago Naivasha del que Mike nos había hablado muy bien. No había prácticamente nadie y tenía buenas duchas y restaurante. Las vistas eran muy buenas ya que estábamos junto al Lago (de ahí la cantidad de mosquitos...), en general muy recomendable.

Zona de acampada del Fishermans Camp junto al lago Naivasha
Zona de acampada del Fishermans Camp junto al lago Naivasha

Hell's Gate National Park en bicicleta

Nuestra idea era visitar el Parque Nacional de Hell's Gate en bicicleta, por lo que una vez montamos la tienda las alquilamos en el propio camping y fuimos hasta la puerta pedaleando bajo el asfixiante sol, pero había que desoxidarse después de tanto coche.

Esta iba a ser una experiencia muy agradable, ya que al no haber depredadores, se puede recorrer el parque a pie o en bicicleta sin problemas.

Alquilamos las bicicletas en el propio Fishermans Camp
Alquilamos las bicicletas en el propio Fishermans Camp
Entrada Elsa Gate al Parque Nacional Hells Gate
Entrada Elsa Gate al Parque Nacional Hells Gate

Accedimos al parque por la puerta Elsa Gete y pedaleamos hasta la Fischer's Tower donde nos hicimos unas fotos con unos roedores y desde ahí hasta el puesto del guardabosque, atravesando todo el parque, pasando por manadas de cebras, búfalos, antílopes, ... una gozada.

La pega era la hora en la que fuimos, de mucho calor, y en la que los animales, como siempre estaban ya empezando a buscar refugio.

Pedalear entre cebras, búfalos o impalas no tiene precio...
Pedalear entre cebras, búfalos o impalas no tiene precio...

Es noche nos pegamos una ducha y cenamos en el propio restaurante del camping una hamburguesas bajo la tranquilidad que se respiraba en el ambiente, nada que ver con las peleas entre leones y hienas de Masai Mara.

¡Viva la comida local!
¡Viva la comida local!