Hoy tocaba un nuevo día de tránsito con unos 350km por recorrer entre los Nyamirima Cottages y el alojamiento Red Chilli Rest Camp en Murchison Falls que habíamos reservado.

Si utilizáis Google Maps veréis que el camino que os sugiere va paralelo al lago Albert, pero Charis por alguna razón prefirió pasar por la ciudad de Masindi por lo que aparentemente el trayecto fue más largo. Quizás el estado de las carreteras influyó en su decisión.

La fruta que puedes comprar en la carretera es excelente
La fruta que puedes comprar en la carretera es excelente

Parada en Hoima

Más o menos a mitad de camino paramos en la ciudad de Hoima donde compramos algo para matar el apetito y dimos un paseo por el Central Market.

Era similar a Fort Portal, muchísimas tiendas para comprar prácticamente de todo, sobre todo electrónica, y tráfico moderado. A estas ciudades viene a trabajar la gente que vive en los pueblos cercanos, muchas veces caminando durante horas.

Exterior del Mercado de Hoima
Exterior del Mercado de Hoima

Comida en un Pork Joint en Masindi

Alrededor de una hora después alcanzamos Masindi, otra ciudad grande ya muy próxima al parque de Murchison Falls, al menos a su área situada al sur, y mis compañeros preguntaron por un Pork Joint para comer. Un chico que conducía una mota nos guió hasta el susodicho y se despidió no sin antes pedirle a Charis propina por el consejo...

El pork joint no tenía para nada mala pinta, pero su falta de higiene me echó un poco para atrás, por lo que le pedí a Charis que me acercara a algún sitio a comprar un rolex mientras Alvaro pedía el cerdo asado con Aitor y Fran.

Esto dió lugar a otra bonita experiencia, ya que tras buscar por el centro de Masindi (donde me confundían con la pareja de Charis...) encontramos un chico con un pequeño puesto de rolex que quiso que le hiciera varias fotos para luego verse en mi móvil. Pequeños grandes momentos.

El cocinero de Rolex más majo de Masindi
El cocinero de Rolex más majo de Masindi

Llegada al Red Chilli Rest Camp en Murchison Falls

Tras dejar Masindi proseguimos nuestro camino a Murchison Falls, donde sobre las 16:00 de la tarde (se hizo largo el trayecto) pagamos la entrada de 45$ por persona y proseguimos nuestro camino al norte para llegar al Red Chilli, donde teníamos reservadas 2 bandas dobles con ventilador por 40$ por banda y noche, que resultaron bastante más incómodas que las tiendas, ya que mantenían mucho más el calor diurno y eran un coladero para los mosquitos.

En las oficinas del Parque donde pagamos las entradas nos encontramos con el grupo de turistas británicos con los que habíamos compartido el tracking de chimpancés en la garganta de Kyambura. Ellos iban con un itinerario más apretado que el nuestro (llevábamos 2 días visitando la zona de los cráteres volcánicos mientras ellos fueron directamente a Murchisons, como hace la mayoría de la gente que no visita Kibale) y marchaban ya.

Nada más entrar en el Parque comenzamos a ver babuinos por todas partes además de muchos colobos blancos y negros que hicieron más amena esta parte del viaje, ya que desde la puerta del Parque hasta el Red Chilli hubo que conducir todavía bastante. En total, desde las Nyamirima Cottages fueron alrededor de 5 horas y media de conducción, más las paradas en Hoima y Masindi.

La situación del Red Chilli era inmejorable, junto a una de las barreras de entrada al parque en un puente de nueva construcción (hasta hacía bien poco habría que cruzar el Nilo en ferry...) que conectaba directamente con la zona donde se suelen avistar leones y leopardos.

Safari express pero muy fructífero antes del cierre del parque

El parque cerraba a las 19:00, para lo que quedaba poco tiempo pero aún así le pedimos a Charis cruzar el puente para ver si teníamos suerte y acabábamos el día de trayecto por todo lo alto.

En esta zona los paisajes eran espectaculares, sabana de manual con algunas palmeras aisladas (si no nos mintieron importadas desde Sudán que los elefantes se encargaban, con sus heces, de expandir por toda la zona). La verdad que ver la cantidad de animales que allí se encontraban con el Nilo como telón de fondo no tenía precio y nos gustó más que el Queen Elizabeth (y por supuesto que Mburo...).

Las afueras de Murchison Falls National Park estan llenas de Monos Pata
Las afueras de Murchison Falls National Park estan llenas de Monos Pata
Más monos Pata en Murchison Falls National Park
Más monos Pata en Murchison Falls National Park

Charis conducía un poco rápido porque sabía dónde iba. De hecho en la aplicación maps.me que usamos para ver los mapas sin conexión marcaba un punto de interés muy cercano a dónde parecía que se dirígia... con texto "Lion".

Al llegar vimos de lejos varios coches detenidos en el mismo punto por lo que blanco y en botella, ... leche. Nos acercamos y seguimos a uno de los coches que se salío de la pista (algo que está totalmente prohibido pero que si nadie te ve, ...) y llegamos hasta un árbol dónde efectivamente, había regalo.

Ni más ni menos que una leona con cuatro crías... y un leopardo en la rama de ese árbol. No recordamos haber visto una estampa así en ningún sitio. Sí que hemos visto bastantes leones en Kenia, pero los leopardos que habíamos visto hasta ese momento siempre estaban solitarios.

Simba y su hermanito, mirándonos a través de la hierba en Murchison National Park
Simba y su hermanito, mirándonos a través de la hierba en Murchison National Park
La madre de los Simbas, descansando un rato
La madre de los Simbas, descansando un rato

Charis se empezaba a poner nervioso, mirando constantemente a todos los lados y en cuanto terminamos de sacar unas cuantas fotos volvimos a la pista... y corriendo hacia el Red Chilli porque estaban a punto de dar las 19:00, hora a partir de la cual tendríamos que haber cruzado de nuevo el puente sobre el Nilo, que es donde estaba la puerta del Parque.

Dábamos por hecho que no nos iba a dar tiempo y así fue. Finalmente llegamos a la puerta del Parque a las 19:15, pero Charis, sin perder nunca la compostura ni la sonrisa, le preguntó al guarda por su tarde, si estaba cansado, etc. y no nos pusieron ningún problema. No se le veía muy nervioso, al contrario que nosotros. Se pensó que nos tranquilizó explicándonos que en Uganda, si hay algún problema, con dinero se podría resolver tranquilamente...

 

El tiempo fuera de pista fue muy breve, primeramente, porque está totalmente prohibido, segundo, porque se nos acababa el tiempo y teníamos que volver. La verdad, es que no es de estrañar que prohiban a la gente salirse de pista, el jeep que teníamos delante perseguía a los cachorros acercándose demasiado, en algún momento temí por ellos pensando que se los llevaba por delante ?‍? . Y hablando de llevarse algo por delante...El que se podía haber llevado un cervatillo incrustado en el parachoques, era Charis, porque a partir de las 19:00 estaba prohibido circular por el parque y faltaban pocos minutos para el toque de queda... Así que fue volvió al Chilli a mayor velocidad aún que con la que fuimos....

Check-in en el Red Chilli y final del día

Llegamos al Red Chilli finalmente de noche y comprobamos que el personal no era tan atento como en el resto de los alojamientos, creemos que por peores condiciones laborales o algún motivo relacionado. Suponemos que un alojamiento tan económico en un lugar tan privilegiado tiene sus contrapartidas.

En el Red Chilli las comidas no estaban incluídas y ni a Aitor ni a Alvaro les seducía lo que el chef había cocinado esa noche por lo que únicamente cenamos Fran y yo, nos duchamos y nos fuimos a nuestras bandas a descansar. Había sido un día largo, pero con un final muy feliz.