Hoy el plan era ir desde Ruhija al Queen Elizabeth National Park para dormir en el Engiri Game Lodge and Campsite, situado entre varias puertas de este gran parque nacional.
Escuela en Ruhija
Desayunamos, nos despedimos de Scovia y antes de salir de Ruhija nos acercamos a la escuela que había visitado junto a Alvaro y Aitor la tarde anterior para ofrecerles algo de material escolar que reunimos varias compañeras de trabajo a las que agradezco su colaboración (y la de sus hijos!) incluyendo pinturas, lápices, bolígrafos, ...
Llegamos momentos antes de que empezaran las clases y todos los niños estaban ya sentados en sus pupitres, pero los profesores aún no estaban en las clases por lo que visitamos varias hasta que dimos con uno, al que le explicamos el motivo de nuestra visita.
A partir de ahí la visita se convirtió en una nueva experiencia que no olvidaremos, ya que, a pesar de que no llevábamos mucho material, el profesor quiso agradecer nuestro pequeño gesto sacando a todos los alumnos de clase, ordenándolos por filas según edad y se pusieron a saludarnos en inglés.
Dos niñas cogieron un par de timbales y empezaron a cantar y a bailar para nosotros mientras otra niña izaba la bandera ugandesa. Fue una experiencia absolutamente conmovedora.
Durante los bailes el profesor nos llevó a una oficina donde le entregué el material que llevábamos porque, aunque él me invitaba a que se lo diera yo a los niños, yo prefería que fuera él el encargado de repartirlo en función de las necesidades de cada uno. Aitor también llevaba material y no dudó en sumarse a la iniciativa.
Tras entregar todo nuestro material nos despedimos de los niños y el profesor nos volvió a agradecer no sólo este gesto, sino también el hecho de habernos acercado el día anterior a jugar a la pelota con los pocos que allí se encontraban.
Nunca olvidaremos estas experiencias vividas en Ruhija.
Rumbo al Queen Elisabeth National Park
Tras la visita a la escuela nos pusimos en ruta hacia el Queen Elizabeth National Park. El alojamiento donde pasaríamos la noche se encontraba a 160km, pero nuestra idea era tratar de ver animales antes de llegar hasta allí.
Al igual que en el camino de ida a Ruhija la pista estaba en muy buenas condiciones por lo que la parte sin asfaltar se hizo muy llevadera, sumándole además que lo que tocaba ahora ya era bajar toda la altura que habíamos subido para llegar a Ruhija.
En cuanto nos incorporamos a la carretera procedente del Congo empezamos a ver animales, y pronto apareció nuestro primer elefante del viaje.
Primer safari por el Queen Elizabeth National Park
La carretera atraviesa el sector Ishasha del Queen Elizabeth, conocido por sus leonas capaces de trpear árboles, por lo que estuvimos ojo avizor y pronto vimos varios vehículos parados en la propia carretera. Paramos junto a ellos y efectivamente, gracias a los prismáticos porque estaban muy lejos, pudimos ver dos leonas subidas a un árbol.
Esto hizo que nuestra ansiedad por entrar al parque aumentara y lo que hicimos fue desviarnos y entrar por la puerta más cercana a este avistamiento (una oficina y una vallita...), con la intención de ver más de cerca a estas leonas. Pagamos la entrada y nos pusimos a recorrer la pista más cercana al punto dónde creíamos estaban las leonas pero no fuimos capaces de volvera verlas así que condujimos por unas cuantas pistas y como eran ya las 13:00 paramos para terminar con el poco jamón que nos quedaba.
Después de comer dimos alguna vuelta más y como tampoco vimos nada decidimos volver a la carretera, rumbo al Engiri, al que llegamos algo menos de dos horas antes del cierre del parque por lo que le pedimos a Charis no parar en el alojamiento e ir directos al sector norte del parque, que es el más conocido para la vista de animales.
En este primer mini-safari no vimos muchos animales, pero tuvimos suerte porque vimos nuestro primer leopardo del viaje.
A la hora del cierre del parque volvimos al Engiri, donde ahora sí hicimos el check-in, nos pegamos una ducha, cenamos (teníamos incluídas las comidas) y nos fuimos a nuestras tiendas de campaña (con bastante mejor pinta que las de Ruhija, aunque no tanto como las de Mburo) a dormir.