El Murchison Falls National Park es, con una extensión de unos 3.840 kilómetros cuadrados uno de los parques nacionales más grandes y antiguos de Uganda. Es famoso por las impresionantes Cataratas Murchison, donde el río Nilo, uno de los más largos del mundo, se estrecha y se precipita en un estrecho desfiladero.
Safari por Murchison Falls National Park
La mañana comenzó accidentada ya que Aitor se acercó a nuestra banda para contarnos, con cara de mucha preocupación, que Fran había pasado muy mala noche con muchos vómitos y dolor abdominal.
Llamaron a Hey Mondo, el seguro de viaje que habíamos contratado, y les dirigieron a Masandi por lo que Fran prefirió esperar al encontrarse un poco mejor.
Por tanto Fran se quedó descansando esa mañana y nos fuimos de safari Alvaro, Aitor y yo con Charis. Poco tiempo después volveríamos a ver a la leona con las crías, junto con otras leonas, y otro leopardo en un árbol distinto al del día anterior. Por algo Charis nos condujó hasta allí con rapidez la tarde anterior, debe haber una probabilidad muy alta de encontrarte por esa zona con este grupo de leones.
A mediodía regresamos al Red Chilli para interesarnos por Fran y comer algo. Afortunadamente se encontraba muchísimo mejor y de hecho tenía ganas de unirse al safari de la tarde, por lo que fuimos con él a las oficinas más cercanas para comprar una nueva entrada para el parque, ya que la del día anterior expiraba a las 16:00 (siempre son entradas de 24 horas).
A dos kilómetros de las oficinas detuvimos el coche por una serpiente enorme que cuando se giró identificamos como una cobra preciosa. Alvaro y Aitor se bajaron inmediatamente del coche a pesar de los gritos de preocupación de Charis pero no tuvieron suerte ya que la cobra se espantó a alta velocidad al oir el ruído de las puertas. Otro momentazo del viaje...
Al comprar la entrada para estas nuevas 24 horas preguntamos por los night game drives ya que en el Queen Elizabeth nos había dado muy buen resultado pero al parecer aquí no estaban acostumbrados a hacerlos (nos ponían hora tope las 20:00 cuando el día anterior volvimos a las 19:15...) por lo que acabamos no haciendo ninguno.
Problemas con el Toyota Prado
Nada más cruzar el puente para comenzar nuestro game drive vespertino el coche sufrió problemas eléctricos. Vimos claramente que, a pesar de que el motor funcionaba perfectamente, los indicadores del panel de mandos se habían dejado de iluminar. Tratamos de subir y bajar las ventanillas pero no funcionaban.
Alvaro era partidario de volver al Red Chilli para revisar los fusibles y si acaso volver cuando todo volviera a funcionar, pero perdió la votación por 3 a 1, por lo que continuamos con nuestro safari. Normalmente, cuando vemos a un animal quitamos el contacto del motor para no hacer ruido y no molestarlo, por lo que le recalcamos a Charis que no lo hiciera bajo ningún concepto, ya que podríamos no ser capaces de arrancar el coche de nuevo. También éramos conscientes de que las ventanillas que se habían quedado bajadas no iban a poder subir, al igual que las que estaban subidas bajar.
Como habíamos explorado la misma zona tanto la tarde que llegamos como esa mañana, le pedimos a Charis explorar una zona nueva donde no tuvimos para nada la misma suerte (por algo todos los guías llevan a sus clientes a la misma zona siempre).
A la vuelta me encontraba mal del estómago. ¿Sería casualidad que Fran la noche anterior y yo esa tarde tuviéramos problemas con nuestros estómagos cuando habíamos sido los únicos en cenar la noche anterior? El caso es que tuve que pedirle a Charis que detuviera el coche, sin quitar el contacto, y me bajé para descargar a toda velocidad, con el reojo siempre en el horizonte.
No quedaba mucho trayecto hasta el Red Chilli ya que estábamos muy cerca del puente, pero se puso a llover, se hacía de noche y no teníamos ni luces ni limpiaparabrisas con lo que Alvaro iba con un trapo con medio cuerpo fuera del coche tratando de limpiar la ventanilla para que Charis pudiera ver un poco la carretera.
Al llegar al Red Chilli tuve que volver directa al baño y el resto estuvo un rato echando un vistazo a la caja de fusibles del Toyota Prado donde se veía claramente que uno de los fusibles se había roto muy probablemente por un pico de corriente en su circuito.
Ni Charis ni nadie de los que por allí se encontraban tenían fusibles de repuesto por lo que se le ocurrió la brillante idea de hacer un puente con un cable. Evidentemente el coche arrancó y los sistemas eléctricos volvían a funcionar, pero tal y como avisaba Alvaro, si el fusible se había roto sería por algo, y si no se corrige ese "algo" al haber quitado el fusible corría peligro algo más importante que un fusible de unos céntimos.
Charis acabó aceptando que la solución del puente con el cable no era muy buena y llamaron a un mecánico cercano que acordó acercarse al Red Chilli la mañana siguiente.
Cenamos algo en el Red Chilli, nos duchamos y nos retiramos a nuestas bandas.
Safari en barco por el Nilo hasta las Murchison Falls
La mañana siguiente tocaba cambiar el plan ya que no tendríamos coche, al menos no durante la primera parte de la mañana, por lo que decidimos organizar nuestro último día en Murchison Falls contratando un safari en barco hasta las Murchison Falls por la mañana y por la tarde, si el coche volvía a funcionar, un safari tradicional a la zona de los leones.
Como teníamos el Nilo tan cerca nos acercamos andando y contratamos allí mismo la barca.
No esperábamos ver tantísimos animales. Muchísimos hipopótamos, cocodrilos (el gran cocodrilo del Nilo ni más ni menos!), elefantes, muchísimas aves, ... fue un trayecto muy agradable que finalizamos brindando con unas Nile (el barquero tenía una neverita con bebidas que podías comprar) en el Nile con las Murchison Falls de fondo.
Cuando terminamos nuestro paseo en barca llamamos a Charis, que justamente acababa de terminar con el mecánico de revisar el coche y nos vino a recoger para dar una vuelta antes de comer.
Por la tarde dimos nuestro último paseo por las pistas de Murchison Falls para despedirnos de este maravilloso Parque Nacional, que quizás no llegue a la altura de los de Kenia o Tanzania en cuanto a fauna, pero que es una parada imprescindible en cualquier viaje a Uganda.